11 El rey de Asiria deportó a los israelitas a Asiria y los
instaló en
Jalaj, en el Jabor, río de Gozán, y en las ciudades de los medos,
12 porque no escucharon la voz de Yahveh su Dios y violaron su
alianza y todo cuanto había ordenado Moisés, siervo de Yahveh. No lo
escucharon y no lo practicaron.
13 En el año catorce del rey Ezequías subió Senaquerib, rey de Asiria,
contra todas las ciudades fortificadas de Judá y se apoderó de ellas.
14 Ezequías, rey de Judá, envió a decir a Senaquerib a Lakís: «He
pecado; deja de atacarme, y haré cuanto me digas.» El rey de Asiria impuso
a Ezequías, rey de Judá, trescientos talentos de plata y treinta
talentos de
oro.
15 Ezequías entregó todo el dinero que se encontró en la Casa de
Yahveh y en los tesoros de la casa del rey.
16 En aquella ocasión Ezequías quitó las puertas del santuario de
Yahveh y los batientes que..., rey de Judá, había revestido de oro,
y lo
entregó al rey de Asiria.
17 El rey de Asiria envió desde Lakís a Jerusalén, donde el rey
Ezequías, al copero mayor con un fuerte destacamento. Subió a Jerusalén y
en llegando se colocó en el canal de la alberca superior que está
junto al
camino del campo del Batanero.
18 Llamó al rey, y el mayordomo de palacio, Elyaquim, hijo de
Jilquías, el secretario Sebná y el heraldo Yoaj, hijo de Asaf, salieron hacia
él.
19 El copero mayor les dijo: «Decid a Ezequías: Así habla el gran rey,
el rey de Asiria: ¿Qué confianza es ésa en la que te fías?
20 Te has pensado que meras palabras de los labios son consejo y
bravura para la guerra. Pero ahora ¿en quién confías, que te has
rebelado
contra mí?
21 Mira: te has confiado al apoyo de esa caña rota, de Egipto, que
penetra y traspasa la mano del que se apoya sobre ella. Pues así es Faraón,
rey de Egipto, para todos los que confían en él.
22 Pero vais a decirme: “Nosotros confiamos en Yahveh, nuestro
Dios.” ¿No ha sido él, Ezequías, quien ha suprimido los altos y los altares y
ha dicho a Judá y a Jerusalén: “Os postraréis delante de este altar
en
Jerusalén?”
23 Pues apostad ahora con mi señor, el rey de Asiria: te daré 2.000
caballos si eres capaz de encontrarte jinetes para ellos.
24 ¿Cómo harías retroceder a uno solo de los más pequeños servidores
de mi señor? ¡Te fías de Egipto para tener carros y gentes de carro!
25 Y ahora ¿es que yo he subido contra este lugar para destruirlo, sin
Yahveh? Yahveh me ha dicho: Sube contra esa tierra y destrúyela.»
26 Dijeron Elyaquim, Sebná y Yoaj al copero mayor: «Por favor,
háblanos a nosotros, tus siervos, en arameo, que lo entendemos; no
nos
hables en lengua de Judá a oídos del pueblo que está sobre la muralla.»
27 El copero mayor dijo: «¿Acaso mi señor me ha enviado a decir
estas cosas a tu señor, o a ti, y no a los hombres que se encuentran sobre la
muralla, que tienen que comer sus excrementos y beber sus orinas con
vosotros?»
28 Se puso en pie el copero mayor y gritó con gran voz, en lengua de
Judá, diciendo: «Escuchad la palabra del gran rey, del rey de Asiria.
29 Así habla el rey: No os engañe Ezequías, porque no podrá libraros
de mi mano.
30 Que Ezequías no os haga confiar en Yahveh diciendo: “De cierto
nos librará Yahveh, y esta ciudad no será entregada en manos del rey de
Asiria.”
31 No escuchéis a Ezequías, porque así habla el rey de Asiria: Haced
paces conmigo, rendíos a mi y comerá cada uno de su viña y de su higuera,
y beberá cada uno de su cisterna,